Mujer por qué lloras?

Gozo y tristezas del creyente en la civilización de la acedia
El autor ofrece una ampliación y a la vez una investigación acerca de la infiltración de la acedia en sectores clave para la estructuración de una sociedad: el ámbito escolar y la misma Iglesia.
Mujer por qué lloras?
Sello: Lumen
ISBN: 950-724-927-3
Páginas: 192
Año: 2008
Autor: Horacio Bojorge
Disponibilidad: Disponible
Precio: u$18
Cant.:  

"Mujer, ¿por qué lloras?" La pregunta de Jesús resucitado a la Magdalena, cuando aún estaba oscuro, antes del amanecer del tercer día, parece resonar de nuevo al amanecer del tercer milenio cristiano, como dicha por el Señor resucitado a la Iglesia. Para Dios, "mil años son como un día". Va a comenzar, pues, el tercer día de la era cristiana de la humanidad. Hacia el final del segundo día-milenario, la humanidad y la Iglesia han oído voces que proclaman la muerte de Dios. Fueron, primero, desde la hora sexta a la nona, los filósofos ilustrados y modernos. Vinieron, por fin, en la segunda vigilia de la noche, los teólogos de la "muerte de Dios". Estamos en la hora de riesgo para que, pensando que el Señor tarda, se duerman las vírgenes necias y los administradores infieles. Es la hora propicia para que descarten la venida del Señor y se pongan a maltratar a mozos y servidoras, o a enterrar los bienes del Señor para dedicarse a sus propios asuntos, olvidados de los intereses del Reino. No sólo la cultura y la civilización sino también la teología naturalista ha alejado a Dios, lo han declarado recluido en su lejanía, y ya no lo esperan. Ésta es la hora de riesgo para que, como la Magdalena, muchos que aman a Jesús den por muerto al Señor y se entristezcan. Y, aun teniéndolo delante, como María en la oscuridad del Huerto, no lo reconozcan. Hay una "noche oscura del alma" y otra "noche del sentido" para los creyentes en la Iglesia. Muchos creyentes pasan por momentos duros. Momentos de preocupación, de desolación, de noche. El Señor les parece muerto o ausente. Son tiempos de "acedia", tiempos de ceguera para el bien presente o de ceguera para el bien del que se goza la caridad. El autor se ha referido, en su anterior obra titulada En mi sed me dieron vinagre, a diversos aspectos de la acedia eclesial. Esta obra prolonga aquellas reflexiones y meditaciones, y quisiera ayudar a comprender la hora presente y anunciar a Jesús resucitado al amanecer del tercer día.

Indice
Indice
Introducción 11
1. Formas eclesiales de acedia 19
2. Acedia en la vida religiosa 63
3. Acedia a la luz de las Sagradas Escrituras 87
4. Acedia y martirio 139
5. Tristeza y felicidad en la civilización de la acedia 149 
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