Madeleine Delbrêl

Madeleine Delbrêl

Nació el 24 de octubre de 1904, y hoy en día es considerada una mística moderna: fue una laica, asistente social de profesión, que se internó en el corazón de los barrios obreros de París. Allí encontró su vocación, trabajando codo a codo con sus hermanos comunistas en el ambiente vital y turbulento de esos años de búsquedas y definiciones. Declaradamente atea en su juventud, a los veinte años se convirtió al catolicismo y de allí en más vivió con total profundidad su compromiso con el Evangelio. Consideró la posibilidad de ingresar en la vida del Carmelo, y también en seguir una carrera literaria, pero finalmente sería en Ivry, una periferia obrera en las afueras de París, considerada la capital del comunismo en la Francia de aquella época, donde emprendería el seguimiento de Jesús. Junto a dos amigas, se instala allí el 15 de octubre de 1933, donde al principio recibe pedradas pero luego desarrollará una gran actividad durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, al frente de todos los servicios sociales del departamento, y labrará grandes amistades con los comunistas con los que convivía y trabajaba. Y en Ivry se quedaría el resto de su vida, alternando buenos tiempos con otros más tormentosos; como cuando el Seminario Nacional "la misión de France", que llevaba adelante la experiencia de los sacerdotes obreros que ella había apoyado, recibió la orden de cerrar sus puertas. Madeleine se vio envuelta en la crisis subsiguiente y tuvo que superarla a fuerza de perseverancia y diálogo. Murió el 13 de octubre de 1964, durante el Concilio Vaticano II, el mismo día en que, por primera vez, un laico tomaba la palabra en el aula conciliar, en nombre de los trabajadores cristianos de las grandes ciudades.

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